lunes, 12 de octubre de 2009

En 2009: Han prohibido la entrada a España a 1.100 turistas venezolanos


En 2009: Han prohibido la entrada a España a 1.100 turistas venezolanos



ND.- Desde el comienzo de este año, 1.100 turistas venezolanos han sido devueltos desde el aeropuerto de Barajas en Madrid por no cumplir los requisitos exigidos, de acuerdo con los funcionarios españoles. Los venezolanos han denunciado maltrato en el aeropuerto. El embajador Isaías Rodríguez se ha reunido con las autoridades del aeropuerto para discutir el problema. Así lo recoge una nota de Melissa Silva Franco, para La Nueva Prensa de Guayana.

El aeropuerto internacional de Barajas en Madrid representa casi siempre la puerta de entrada para muchos venezolanos a Europa, ya que los vuelos desde Maiquetía hacia los principales países del viejo continente hacen la primera escala en esta ciudad. Pero esta puerta permanece rigurosamente cerrada para muchos venezolanos que llegan con la ilusión de hacer turismo y son inadmitidos por los funcionarios policiales, al considerar que no cumplen con los trámites necesarios.

Según estadísticas revelados por fuentes aeropuertarias de España, en lo que va del 2009 ya han sido inadmitidos en el aeropuerto de Madrid a 1.100 venezolanos, quienes han sido regresado en los días posteriores a su llegada, en un avión con destino a Venezuela. Las vacaciones frustradas y la dignidad hecha pedazos son el único recuerdo que han traído consigo estos venezolanos. Los argentinos, bolivianos y ecuatorianos son los que comparten esta misma suerte.

Las mismas fuentes detallaron que en el mismo período de 2008 se practicaron unas 900 inadmisiones de venezolanos en el aeropuerto de Madrid, lo que supone un 20% menos. Ya la policía nacional de España no lleva control de estas estadísticas.



Una experiencia trágica

La periodista Solvy Hernández, quien trabaja en una estación de radio del estado Carabobo ha sido uno de este millar de venezolanos inadmitidos. Al igual que el resto, esta chica de 21 años sólo conoció una sala fría del aeropuerto de Barajas, ya que a las horas fue devuelta para el país.

La joven denunció que el pasado 17 de septiembre, a las ocho de la noche salió en un vuelo de la aerolínea Air Europa en Maiquetía con destino a Madrid, donde pasaría unos días de vacaciones tras culminar sus estudios de Comunicación Social.

se dirigió a las taquillas de inmigración y mientras esperaba su turno, un funcionario se le acercó para pedirle que le acompañara. Tras un breve interrogatorio sobre los medios que contaba para permanecer en España, el policía decidió inadmitir su entrada al país.

El funcionario la trasladó hasta una sala donde se encontraban unos teléfonos públicos y la información de contacto de las embajadas, donde no se encontraba la de Venezuela. Allí se encontró con otras 30 personas latinas, entre ellas 6 venezolanos, incluyendo a un bebé.

En la sala fueron despojados de sus objetos personales como documentos, teléfonos, comida, dinero, medicamentos, entre otros. El espacio de la sala no excedía a los 40 metros cuadrados, no había luz natural y las ventanas estaban selladas.

Luego de varias horas llegó una trabajadora social que les explicó su situación legal y advirtió que debían firmar documentos donde reconocían que no cumplían los requisitos exigidos, los cuales fueron ¨obligados¨ a firmar.

Y cuando la incertidumbre ya dominaba el ambiente, la trabajadora les anunció que pasarían la noche en las habitaciones posteriores a la sala conjunta. "Tuvimos que dormir en unas literas en estados deplorables, después de todo un día de abusos a nuestros derechos humanos y sin acceso a nuestras pertenecías, sin poder ducharnos o cambiarnos de ropa, sin poder comunicarnos con nuestros familiares".

Al día siguiente, la joven periodista fue trasladada hasta la pista, donde tomó un avión con destino a Maiquetía. Finalmente al llegar a territorio venezolano, funcionarios le regresaron su pasaporte, el cual llevaba un sello con prohibición de entrada a España en los próximos seis meses.

Esta misma suerte la padeció Lidia González, quien decidió ir a a Londres, por lo que tomó un vuelo desde Maiquetía con escala en Madrid. Una vez que llegó, un funcionario le pidió reservas de hotel, dinero en efectivo para luego pedir que acompañara a otro policía a una sala especial.

"Me pusieron un abogado de juguete, me sacaron los anteojos porque decían que el vidrio era peligroso, me quitaron el remedio para el asma, no me dejaron demostrar el respaldo de mi tarjeta de crédito, tuve que hablar por un teléfono intervenido, hasta apareció un policía que quiso seducirme. Por suerte no me senté en el piso para protestar, si no, me deportaban. Argumentaron que me 'devolvían' a mí país por un tema burocrático.

González debió padecer la misma historia que Solvy Hernández. Encierro, mal trato, sentimiento de miedo. Allí descubrió que habían otros 12 venezolanos, con quien debió regresar tres días después en un vuelo que le asignaron los policías. Durante esos tres días, solo vieron las paredes sucias de la sala de inadmitidos.

Otro de los casos más emblemáticos es el de María Isabel Quintero, quien el pasado 13 de julio viajó con su hija de 22 años de edad a visitar a otro de sus hijos quien reside en Madrid.

Al llegar al Aeropuerto de Barajas, fue separada del resto de los viajeros, junto a otros siete adultos y cinco menores de edad, todos venezolanos, manifestándole que debían esperar para que les revisaran con detenimiento su documentación.

Y aunque este grupo estaba convencido de tener todo en regla, horas más tarde los efectivos policiales los subieron al último piso del aeropuerto, y les notificaron que estaban "detenidos", por lo que iban a ser devueltos a Venezuela.

"Mi hijo se puso a llorar por teléfono cuando le dije que había llegado, pero que estaba en el aeropuerto y nos iban a deportar, aunque no sabía los motivos. Ya había pagado el hotel donde nos quedaríamos y teníamos dinero suficiente para quedarnos mes y medio. Yo trabajo en una dependencia del Ministerio para la Salud en Caracas, y no teníamos intenciones de quedarnos, simplemente estaba de vacaciones y quería ver a mi hijo", atestiguó María Isabel Quintero.



La sagrada carta

Según normativa vigente por la Unión Europea, los ciudadanos extranjeros deben cumplir una serie de requisitos que han estipulado dichos gobiernos para controlar la entrada de personas con intención de permanecer ilegalmente en sus territorios.

Para entrar en España, por ejemplo, los venezolanos deberán disponer de 62,40 euros (unos 92 dólares) por cada día de estancia prevista, aunque, en ningún caso la cantidad podrá ser inferior a 561,6 euros (más de 828 dólares), lo que supone el 90% del salario mínimo interprofesional bruto vigente en España.

Además debe presentar una reserva confirmada en algún hotel, o en caso de dirigirse a la casa de algún familiar o amigo que resida en España, el viajero deberá presentar una carta de invitación.

Esta carta es un documento que debe tramitar el familiar o amigo del viajero y que reside en España. Para procesar este documento es necesario presentar contrato de alquiler o de pertenencia de la residencia donde habita, una carta de aceptación emitida por la asociación de vecinos, una constancia de trabajo, y copia de la cartilla de la entidad bancaria para confirmar que tiene recursos económicos para recibir familia.

Jordi Pascal, funcionario de extranjería en Barcelona argumenta que la decisión de aumentar los requerimientos de la carta de invitación se planteó una vez que descubrieron que existían mafías de latinos que vendían dicha carta por altas sumas de dinero, que podían ascender hasta 3 mil euros, para viajeros que su única finalidad era comenzar a vivir ilegalmente en Europa.

¨Uno de los casos más sorprendentes fue cómo detectamos que un mendigo de la Plaza España había emitido una carta de invitación para 27 pasajeros de un mismo vuelo, eso es sólo un ejemplo¨, añade Pascal.

Mientras que la Asociación de Derecho del Turismo insiste en que el requisito de la carta de invitación funciona como una suerte de "visa encubierta", por el tiempo que tarda, de 20 a 90 días, y el costo de tramitación, que supera los 100 euros.

"La carta sale 106 euros ó 154 dólares, más cara que el arancel de 131 dólares que se paga para la visa de Estados Unidos", grafica Diego Benítez, profesor de la Escuela de Turismo y presidente de la asociación.

Desde hace unos meses, los policías españoles saben de antemano qué pasajero tiene la carta de invitación y cuál no, porque las comisarías encargadas de tramitarlas vuelcan previamente la información en una base de datos que luego se consulta desde las terminales aéreas. Le apuntan al que no tiene la carta, aunque no necesariamente lo vayan a rechazar, pues la persona puede mostrar una reserva de hotel por los días que planea estar en España y pasar sin problemas. Aún no existe la conexión informativa entre los hoteles privados y Migraciones.



Gobierno venezolano interviene

El pasado viernes, el embajador de Venezuela en España, Isaías Rodríguez se reunió con funcionarios del Aeropuerto de Barajas, entre ellos con el secretario general de Asuntos Consulares y Migratorios de España, Javier Elorza, a fin de conversar sobre el trato y procedimiento aplicados a los turistas venezolanos.

En un comunicado oficial de la Embajada, Rodríguez explicó que el requisito de 62,40 euros diarios a los viajeros que lleguen a España para garantizar su entrada en el país era una de las cuestiones de la agenda que, no obstante, reconoció parcialmente solucionada gracias a la instalación de un cajero en la T1 y próximamente otro en la T4.

Para Rodríguez, el mayor problema radica en "la falta de información" hacia los pasajeros, quienes, a causa de "la intimidación, el temor y la angustia", desconocen "cuáles son exactamente sus derechos".

El embajador venezolano agregó que los pasajeros retenidos en las denominadas "salas de inadmitidos" son separados de su equipaje de mano, aunque pueden acercarse a él si así lo solicitan, por lo que una de las reclamaciones más repetidas, el acceso a medicamentos, sería también satisfecha.

Isaías Rodríguez insistió en que Venezuela no exige "la presencia de ilegales en el territorio español". "No protegemos a ilegales", comentó, sino "a quienes tienen el sueño de conocer Madrid, o que tienen familiares aquí o que usan España como tránsito para el resto de Europa".



ONGs se pronuncian

Según Javier Bonomi, presidente de la Federación de Entidades Latinoamericanas de Cataluña (Fedelatina), una de las asociaciones de inmigrantes que últimamente ha recibido más quejas por este tipo de episodios en aeropuertos españoles, el número de sudamericanos que son devueltos a sus países ha aumentado notablemente en los últimos tiempos.

"La estancia del extranjero depende en última instancia de la decisión discrecional y arbitraria de un funcionario", afirma.

Su asociación ha recibido en los últimos tiempos una media de entre diez y quince casos semanales. Según Bonomi, el parecer de los agentes fronterizos depende de factores tan peregrinos como transportar en el equipaje ropa de invierno, un ordenador o cualquier otro indicio que pueda llevar a pensar que el viajero tiene la intención de permanecer más tiempo del permitido en España.

Desde la fundación SOS Racismo también coinciden en que el problema se ha agravado en los últimos tiempos. "Creemos que con el problema de la crisis económica se está tratando de demostrar que hay mano más dura", explica Begoña Sánchez, portavoz de la asociación.

Eso explicaría, en parte, que las devoluciones estén afectando últimamente también a nacionalidades como la venezolana, que tradicionalmente han eludido con más facilidad los controles gracias a la similitud de sus rasgos físicos. "Hemos detectado un mayor acoso policial tanto en la calle como en los aeropuertos", añade.

Acciones

El gobierno venezolano ha anunciado que exigirá que un agregado policial venezolano presencie "in situ" los procedimientos de control de vuelos desde Caracas, para agilizar los trámites. Más de cinco mil venezolanos sí han logrado entrar como turistas a España y otros países de Europa