martes, 23 de marzo de 2010

Constitucionalizar la dictadura

Constitucionalizar la dictadura
Bajo este título de "Constitucionalizar las dictadura", mi intención es hablar de la permanente batalla que libra el presidente de Venezuela por presentarse como un mandatario que ejerce una dictadura en cumplimiento de preceptos constitucionales, absolutamente constitucionales
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Alguien que no conozca el chavismo puede tomar nuestro título por una especie de oximoron, pues justamente una de las más conocidas características de las dictaduras es su esencial rechazo a la ley, particularmente a esa ley que se toma por madre o rectora de todas las otras leyes, la constitución.

Las dictaduras, en efecto, sólo se acercan a la constitución de manera disfrazada o en actitud vergonzante, pues por definición se repelen. Las dictaduras, incluso las que se presentan con la mayor vocación humanitaria, las que se dicen dictadas por las necesidades más apremiantes de la sociedad, se pretenden siempre provisionales, de emergencia, mientras que las constituciones, desde el instante mismo en que aparecieron en la historia han alardeado de su vocación de permanencia, por no decir de eternidad.

Correlativamente, la historia está llena de dictadores que se han visto obligados a disfrazarse de "presidentes" para entrar en ese de la regularidad y la transparencia que es el mundo de las constituciones. Y si alguna vez han gobernado constitucionalmente como dictadores ha sido por tiempos y circunstancias precisas, siempre excepcionales. Y sabemos que las constituciones, por principio, rechazan lo excepcional y lo arbitrario en su permanente afán de buscar lo regular, lo duradero.

Es así, por ejemplo, que la historia constitucional de Venezuela conoce a Juan Vicente Gómez, no como el dictador, sino como el presidente que gobernó a Venezuela por determinados períodos en las primeras décadas del siglo XX. Y, de igual manera, la historia del penúltimo dictador que ha gobernado en este país, es la historia de un tirano empeñado en disfrazarse de presidente constitucional.

Ya a esta altura, los lectores que generosamente se empeñen en encontrarle sentido al tan largo párrafo, podrían pensar que yo parto de un postulado, de una apreciación que hasta ahora no he tratado de fundamentar, esto es, la apreciación de que Chávez es un dictador. Es cierto que en alguno de mis escritos y en los escritos de más de un analista criollo o foráneo se han puesto de relieve posiciones dictatoriales y hasta extremadamente dictatoriales de Hugo Chávez, posiciones de totalitarismo personalista, pero apreciadas siempre como "alejamientos" o "desviaciones" de su condición constitucional, esto es, de su condición de Presidente.

Pero aquí, en cambio, bajo este título de "Constitucionalizar las dictadura", mi intención es hablar de la permanente batalla que libra el presidente de Venezuela por presentarse como un mandatario que ejerce una dictadura en cumplimiento de preceptos constitucionales, absolutamente constitucionales. Y es cierto también que el presidente Hugo Chávez, cada vez que ha se ha querido arrogar atribuciones absolutamente arbitrarias ha buscado, con sin recta, y hasta escandalosamente, enmarcar esas atribuciones arbitrarias dentro del marco ya inmenso de atribuciones que le asigna la constitución. Y cuando esto ha resultado manifiestamente contradictorio con su condición de "presidente democráticamente electo", él ha buscado modificar la constitución, adaptar la ley a sus caprichos.

Pero ahora nos encontramos ante la manifiesta voluntad de hacer entrar en el texto de la constitución su facultad de gobernar a Venezuela como a él se le antoja. Así, al lado de su esfuerzo sostenido y en buena parte exitoso, de gobernar por el tiempo que él considere pertinente, ha buscado también de manera tenaz y con igual astucia, imponer como atribuciones asignadas constitucionalmente al presidente de Venezuela, todo cuanto a él se le ocurra hacer con el poder. Y como el poder del dictador no es otra cosa que dictar leyes y normas de vida y comportamiento de los seres humanos que están bajo su gobierno, de valorar y enjuiciar el acatamiento o rechazo que los gobernados presten a sus leyes y de obligar y disponer de la fuerza armada que vele por el cumplimiento sin falla de esta voluntad omnímoda, el presidente Chávez se ha propuesto acabar con la separación de los poderes públicos, lo que ha sido hasta ahora la piedra angular de todas las constituciones. Por eso, la jueza Morales habla permanentemente de la necesidad de acabar constitucionalmente con la división y autonomía de los poderes. Ella dice, que esa división y autonomía disminuyen el poder del Estado, pero lo que ella sabe perfectamente es que la división de los poderes lo que realmente disminuye es el poder de uno solo de esos poderes, particularmente el poder del jefe del Ejecutivo. Por eso el empeño de acabar con la división de los poderes, a como dé lugar.